Género

Las y los comunistas entendemos la relación directa entre machismo, patriarcado y capitalismo, por lo que asumimos la lucha feminista como parte de nuestra definición ideológica y desarrollamos una Política de Género que entiende la amplia gama de discriminación que ésta debe combatir con organización, movilización y, sobre todo, educación.

Por un lado, es tan clara como invisible la segregación económica, laboral, política y social que viven las mujeres chilenas, manifiesta en la brecha salarial, en el alto costo de las Isapres, en los índices de pobreza que aquejan mayoritariamente a las jefas de hogar, en la escasa presencia de mujeres en directorios y espacios públicos de representación, en el desconocimiento del trabajo no remunerado que asumen en el ámbito privado, en la naturalización de que las mujeres sean tratadas como objeto mientras que los hombres como sujeto y en las consecuencias que esto tiene en la cotidianeidad expresas todas en distintas dimensiones de violencia de género. Ante esto apostamos por la apertura de los espacios feministas, logrando convocar a las grandes mayorías sin sectarismos ni exclusiones y llegando a consolidar un Movimiento de Mujeres que sea nacional, político, masivo e incidente.

Por otro lado, y con un mismo origen, toda y todo chileno no heterosexual hoy es objeto de una discriminación homofóbica, lesbofóbica y transfóbica con efectos igualmente segregadores y violentos, que vulnera sus derechos humanos, restringiendo el acceso a la salud, al trabajo digno, las esferas de poder y la protección por parte del Estado ante hecho de violencia explícita. Por supuesto que esta discriminación es aún más profunda cuando se trata de mujeres lesbianas o trans. En esta línea, hoy debemos procurar la convergencia de organizaciones que canalicen la adhesión ciudadana hacia una demanda estructural que supere la consigna y persiga transformaciones que nos permitan vivir en una sociedad realmente democrática e inclusiva.