Los ministros del Interior de Gran Bretaña y Ruanda firmaron el martes un acuerdo destinado a reactivar una política fallida destinada a reubicar a las llegadas irregulares al Reino Unido en el país de África Oriental.
El gobierno del Reino Unido dijo que el plan, descartado por la oposición como inviable, es esencial para cumplir su promesa de reducir la migración.
¿Qué dijeron los ministros sobre el acuerdo?
El Ministro del Interior del Reino Unido, James Cleverly, firmó el acuerdo con su homólogo ruandés, Vincent Biruta, diciendo que “abordaría todas las cuestiones” planteadas por la Corte Suprema del Reino Unido el mes pasado cuando dictaminó que la política era ilegal.
“Hay mucho deseo de seguir mejorando el proceso. El Reino Unido y Ruanda están trabajando en esto porque es importante”, dijo Cleverly en una rueda de prensa conjunta en Kigali.
Biruta dijo que su país seguía comprometido con la propuesta y no tenía planes de retirar su apoyo.
“Ruanda está muy comprometida con esta asociación y es por eso que trabajamos con el gobierno del Reino Unido para abordar las preocupaciones planteadas por la Corte Suprema”.
¿Qué implica el nuevo tratado?
Se cree que el acuerdo incluye compromisos de Ruanda sobre cómo serán tratados los solicitantes de asilo y otros inmigrantes cuando lleguen desde Gran Bretaña.
El gobierno del Reino Unido espera que estas atiendan las preocupaciones planteadas por la Corte Suprema en noviembre.
El presidente de la Corte Suprema, Robert Reed, dijo que Ruanda tenía un historial de malentendido de sus obligaciones para con los refugiados y de “devolución”, enviando a los solicitantes de regreso al país del que habían buscado protección, incluso si no era seguro.
“Existe un riesgo real de que las solicitudes de asilo no se resuelvan adecuadamente y que, en consecuencia, los solicitantes de asilo corran el riesgo de ser devueltos directa o indirectamente a su país de origen”, dijeron los jueces. “En ese caso, los verdaderos refugiados se enfrentarán a un riesgo real de malos tratos”.
Un portavoz adjunto del gobierno de Ruanda dijo que los dos países “establecerían un tribunal conjunto con jueces de Ruanda y del Reino Unido en Kigali… para asegurarse de que ninguno de los inmigrantes enviados a Ruanda sea deportado a su país”.
El acuerdo original preveía enviar a Ruanda a cualquiera que haga “viajes peligrosos o ilegales” a Gran Bretaña en pequeñas embarcaciones desde Europa o escondidos en camiones.
Los dos países llegaron a un acuerdo en abril de 2022 para enviar a esos migrantes a Ruanda, donde se procesarían sus solicitudes de asilo. Si tienen éxito, se quedarán en Ruanda.
El gobierno del Reino Unido afirma que tales deportaciones disuadirían a otros de realizar el viaje y romperían el modelo de negocio de las bandas de tráfico de personas.
La mayor parte de la migración a través de rutas legales
El primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, cuyo partido está rezagado en las encuestas y se enfrenta a elecciones el próximo año, está bajo intensa presión para reducir la migración neta, que alcanzó un récord de 745.000 el año pasado. La gran mayoría de ellos llegaron por vías legales.
Quienes se oponen al acuerdo con Ruanda dicen que es poco ético e inviable, y la portavoz de Asuntos Internos de la oposición laborista, Yvette Cooper, lo descartó como un “truco”.
El propio Ministerio del Interior del Reino Unido ha estimado que expulsar a cada solicitante de asilo a un país como Ruanda podría costar 169.000 libras por persona (unos 197.000 euros; 213.000 dólares).
Ruanda ya ha recibido un pago inicial de 140 millones de libras, con la promesa de que se enviará más dinero para financiar el alojamiento y la atención de las personas que sean deportadas.
Los desafíos legales al gobierno del Reino Unido han llevado a algunos miembros de la derecha del gobernante Partido Conservador a instar al gobierno a abandonar el Convenio Europeo de Derechos Humanos después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos bloqueara originalmente los vuelos de deportación.
rc/sms (AFP, AP, dpa, Reuters)