Artículo de opinión: Una crisis sanitaria invisible amenaza la economía europea
La fuerza laboral europea está bajo presión. Cincuenta y un millones de adultos en edad de trabajar están desempleados en toda la UE, y se prevé que su fuerza laboral se reducirá en 18 millones de personas más para 2050 debido al envejecimiento de la población.
Otro problema, que a menudo se pasa por alto, corre el riesgo de aumentar esta cifra: la creciente crisis de enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas (EMR) en Europa.
Más de 120 millones de europeos viven con EMR, como artritis reumatoide, lupus, osteoartritis, osteoporosis y dolor de espalda crónico. Casi todos los ciudadanos de la UE experimentarán una de estas condiciones (directamente o a través de un ser querido) durante su vida.
Al ser enfermedades crónicas y degenerativas de alta prevalencia, las RMD son la segunda razón más común para consultar a un médico en Europa y representan entre el 10 y el 20% de todas las consultas de atención primaria en los estados miembros de la UE.
Debilidades en el lugar de trabajo por enfermedad y cuidados
En un momento en que Europa debate cómo mantenerse económicamente competitiva, esto presenta un desafío que va más allá del tratamiento. Los RMD representan alrededor del 60% de todos los problemas de salud en el lugar de trabajo y son la principal causa de pérdida de empleo y de jubilación anticipada debido a discapacidad física.
Las mujeres, los trabajadores de mayor edad y las personas con discapacidad se ven afectados desproporcionadamente por las RMD, tres grupos identificados por la Comisión Europea como cruciales para compensar la escasez crónica de mano de obra en Europa.
Las necesidades de cuidados informales y no remunerados de estas condiciones crean obstáculos para que las mujeres participen en la educación y el empleo. Se estima que para 2050, se prevé que las RMD causarán más de 2,3 millones de ‘años vividos como cuidador’ (que mide el número de años y la proporción de la vida adulta dedicada a una función de cuidado no remunerada) anualmente en Europa.
Si no se aborda, esta tendencia socavará gravemente las ambiciones de la UE en materia de igualdad de género, inclusión y productividad.
Una crisis sanitaria que Europa ya no puede darse el lujo de ignorar
El acceso al tratamiento será más difícil a medida que la prevalencia de EMR siga aumentando. Los ciudadanos de la UE experimentarán un diagnóstico más lento, una progresión más rápida de la enfermedad, una mayor discapacidad y una mayor tasa de multimorbilidad. Mientras tanto, Europa seguirá experimentando una persistente escasez de mano de obra y crisis de financiación de la atención sanitaria y social.
Pero el cambio es posible si se toman medidas decisivas. El punto de partida debe ser identificar la crisis y actuar en consecuencia.
La crisis del RMD y su impacto en la escasez de mano de obra en la UE deben reconocerse en las próximas políticas tanto a nivel nacional como de la UE. Se debe enviar una señal política clara a los Estados miembros de que abordar la creciente crisis de RMD en Europa es una cuestión de urgencia.
Europa debe comenzar a medir toda la carga socioeconómica y de salud pública de las enfermedades y dejar atrás un enfoque singular en la mortalidad que ha oscurecido el impacto de las RMD. La política sanitaria de la UE y la priorización de la investigación sanitaria deben estar mejor alineadas con las agendas de competitividad, preparación y resiliencia de la UE.
El marco de salud y seguridad de Europa sigue siendo demasiado amplio, fragmentado y obsoleto para abordar una crisis de esta escala y naturaleza. Se necesitan iniciativas específicas para garantizar una prevención adecuada en el lugar de trabajo, normas ergonómicas y programas de adaptación. A las personas que viven con RMD se les debe proporcionar suficiente flexibilidad para que puedan seguir trabajando.
La crisis laboral invisible de Europa
Al igual que el talón de Aquiles, las RMD son la vulnerabilidad oculta de Europa: incapacitan a millones de personas, profundizan la escasez de mano de obra y amenazan la sostenibilidad de nuestros sistemas de atención sanitaria y social.
Si seguimos ignorándolos, la competitividad y el modelo social de Europa flaquearán allí donde están menos protegidos.
Los eurodiputados que participan en este artículo de opinión son la eurodiputada Miriam Lexmann (copresidenta de la Acción RMD), el eurodiputado Alex Agius Saliba (copresidente de la acción RMD), la eurodiputada Sirpa Pietikäinen, la eurodiputada Alicia Homs Ginel, el eurodiputado Tomislav Sokol y el eurodiputado David Casa.