“Es una lástima que toda Kenia pueda sufrir un apagón”, dijo a JJCC Mulei Collins, residente de Nairobi, la capital de Kenia.
El apagón nacional más reciente, ocurrido a mediados de diciembre, fue el tercero en otros tantos meses, dejando a los kenianos perplejos y frustrados.
“Tener apagones es muy normal. Pero, ¿en qué medida y en qué nivel existe este evento o suceso?” dijo Charles Onyango, consultor de desarrollo urbano con sede en Nairobi.
“El problema es la gobernanza. Una mala gobernanza conduce a una mala prestación de servicios”, explica a JJCC. “Personalmente, cuando se va la luz, afecta mis horarios y programas normales”.
Dancan Oluoch, un estudiante de ciencias ambientales radicado en Nairobi, está de acuerdo en que los apagones causan una importante alteración general de la vida en este país de África Oriental.
“Cuando se producen apagones, muchas personas no están preparadas. Esto dificulta las transacciones en términos de negocios”, dijo Oluoch.
Un sector energético fragmentado
El sector energético de Kenia depende en gran medida de energías renovables como la geotérmica y la eólica. Pero los expertos dicen que existen posibles debilidades en el sistema.
Según Victor Kenga, experto en energías renovables, la naturaleza fragmentada del sector energético presenta desafíos que tal vez no existan en un entorno más centralizado.
“Hay que tener en cuenta que no tenemos mucha monopolización en la energía de Kenia y en KenGen”, dijo Kenga.
Los expertos dicen que la falta de un liderazgo claro en materia de energía confunde aún más el panorama. Kenia también tiene un ministro de energía y un secretario principal a cargo de la energía y de varios departamentos.
El Secretario del Gabinete de Energía y Petróleo, David Chirchir, ha culpado de los cortes de energía en todo el país a las líneas de transmisión sobrecargadas.
“A veces la red se corta cuando está sobrecargada, hubo una demanda repentina en la línea entre Kisumu y Muhoroni y se extendió al resto del país”, dijo Chirchir.
El gobierno acaba de aprobar una nueva línea de transmisión, financiada por el Banco Africano de Desarrollo y Japón por una suma de unos 66.000 millones de chelines (420 millones de dólares, 382 millones de euros). Se espera que el proyecto esté terminado en 20 meses.
La visión del presidente versus la realidad
Sin embargo, la infraestructura deficiente no se limita sólo al sector energético.
A pesar del aumento de la capacidad de generación, las redes de transmisión y distribución no han seguido el ritmo. Esto ha llevado a una situación en la que hay focos de exceso de energía en algunas regiones, mientras que otras enfrentan una escasez abrumadora.
El presidente William Ruto ha defendido soluciones sostenibles, pero los recientes apagones eclipsan las ambiciones de Kenia.
Pero a pesar de su optimismo, la evidencia de cortes endémicos significa hacer realidad su ambiciosa visión de un futuro energético confiable y sostenible. Kenia todavía tiene obstáculos que superar.