La alianza entre Malí, Burkina Faso y Níger se enfrenta a una ardua tarea

Los tres países, liderados por ejércitos que arrebataron el poder a líderes civiles, se retiraron oficialmente de la Fuerza Conjunta del G5 Sahel, un organismo creado para luchar contra los islamistas en la región del Sahel el sábado pasado.

La región se ha caracterizado por el extremismo desde 2014. La violencia contra los civiles ha desencadenado una crisis humanitaria que ha dejado a más de 24 millones de personas necesitando asistencia.

La fuerza antiyihadista G5 fue creada en 2014 en Nouakchott, Mauritania. Originalmente tenía miembros de Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Nigeria.

Chad y Mauritania siguen formando parte de la fuerza del G5, pero la salida de Mali, Burkina Faso y Níger prácticamente ha colapsado la alianza. Burkina Faso y Níger, que se unieron a Malí para salir de la coalición, dieron una evaluación contundente del G5.

“La organización no está logrando sus objetivos. Peor aún, las ambiciones legítimas de nuestros países de hacer del G5 Sahel una zona de seguridad y desarrollo se ven obstaculizadas por la burocracia institucional de una época anterior, que nos convence de que nuestro proceso de independencia y dignidad no es compatible con la participación del G5 en su forma actual”, dijeron en un comunicado.

La nueva federación está condenada al fracaso

Sin embargo, el experto en seguridad Adib Saani dijo a JJCC que un nuevo pacto de seguridad entre los tres países no tiene posibilidades de éxito.

“Será muy difícil para la nueva confederación lograr algún resultado, debido al hecho de que estos países ya están sufriendo la presión de los grupos terroristas”, dijo Saani.

La llamada Alianza de Estados del Sahel (AES) por los tres países fue firmada en septiembre de este año, pero Saani dijo que nada sugiere que la nueva alianza tenga la capacidad de ofrecer mucho.

“En Malí, el gobierno lucha en tres frentes. En Níger, hemos visto cómo el número de ataques se ha descontrolado desde la retirada del contingente francés. Burkina Faso, que es el segundo país más afectado por el terrorismo según el informe sobre terrorismo mundial del año pasado, también está luchando por conservar las relativamente pocas tierras que les quedan o que les quedan”, explicó Saani, añadiendo que cada uno de los tres países estaba ocupado cargando su propia cruz.

“No creo que salga nada significativo de esto, ya que ellos (Malí, Níger y Burkina Faso) ya están al límite de sus posibilidades”.

Sentimientos antioccidentales

Los tres países han roto vínculos con su antiguo amo colonial, Francia, que tenía un papel importante en el grupo G5 Sahel.

“El G5 Sahel no puede servir a intereses extranjeros en detrimento de nuestros pueblos, y menos aún a los dictados de cualquier potencia en nombre de una asociación que los trata como a niños, negando la soberanía de nuestros pueblos”, dijeron en su comunicado en un referencia velada a Francia.

Mutaru Mumuni Muktar, director ejecutivo del Centro de África Occidental para el Contraextremismo, dijo que no le sorprendió la postura de las tres naciones lideradas por la junta.

“En los tres países existe un fuerte sentimiento antifrancés que se ha ido acumulando con el tiempo”, afirma Muktar a JJCC.

Níger también puso fin a sus acuerdos de seguridad con naciones occidentales y se ha vuelto cada vez más hacia Rusia.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Níger dijo en un memorando que su país ha decidido “retirar los privilegios e inmunidades otorgados” en el marco de la Misión de Asociación Militar de la UE en Níger.

Esa asociación se lanzó en febrero de este año, meses antes del reciente golpe, pero con la última medida, Níger dijo que “no tiene ninguna obligación legal” relacionada con esa asociación.

Según Muktar, el mero resentimiento hacia Francia y Occidente no hará que los tres países sean lo suficientemente fuertes para luchar contra la actual insurgencia.

“Tiene sentido (formar una nueva alianza) en términos de protección de sus propios regímenes y como elemento disuasivo para que formen este tipo de alianza, pero aún está por verse en términos de cuán efectiva podría ser esta alianza contra el extremismo violento. ”

Sin capacidad e infraestructura

Según la nueva carta, los tres países se comprometieron a luchar contra el terrorismo y el crimen organizado.

Sin embargo, Muktar dijo que las tres naciones carecían de la capacidad y la infraestructura para cumplir su misión.
“No tienen suficiente financiación”, afirmó Muktar, subrayando que los tres países no tienen un modelo económico sostenible para sostener su objetivo.

“No tienen suficiente buena voluntad por parte de la población local y otros actores locales para lidiar con eso. Y por eso no veo hasta dónde llegaría esto… para lidiar con el extremismo violento”.

Las tres naciones siguen suspendidas del bloque regional CEDEAO y las relaciones se han deteriorado durante meses.

Saani dijo que estos países deberían priorizar el restablecimiento de las relaciones con la CEDEAO para acceder al apoyo global necesario para luchar contra la inseguridad prevaleciente.

“(La inseguridad en el Sahel) sólo empeoraría; esas son las malas noticias, y ninguna confederación, por grande que sea, puede detener lo que está sucediendo”, añadió Saani.

Unos 4,9 millones de personas ya han sido desplazadas debido a la crisis actual.

Detener a los terroristas

La ONU ha subrayado la urgente necesidad de fortalecer el apoyo y avanzar en la lucha contra el terrorismo en la región.

Los golpes militares tampoco han ayudado, según Bram Posthumus, un periodista que informa sobre la región africana del Sahel.

La situación de seguridad en esos países ha empeorado desde que los soldados tomaron el poder en Mali, Burkina Faso y Níger, explicó a JJCC.

Los golpes “han dado a los adversarios, los grupos armados no estatales, la oportunidad de aumentar su influencia y su alcance en las áreas que controlan”, dijo Posthumus.

Saani estuvo de acuerdo en que las actuales estrategias de seguridad inconexas en la región no logran combatir a los terroristas de manera efectiva.

“No se puede negar el hecho de que estamos fallando en contrarrestar las amenazas y también es importante entender que los terroristas están ganando la guerra”, añadió.