Op-Ed: las tareas de fertilizantes de la UE son una apuesta de alto riesgo para la agricultura
Los agricultores europeos están sonando la alarma a medida que el parlamento europeo vota este mes sobre una propuesta polémica para imponer aranceles extraordinarios de hasta el 100% en las importaciones de fertilizantes de Rusia y Bielorrusia. La propuesta de la Comisión Europea tiene como objetivo proteger la industria de fertilizantes de la UE, reducir la dependencia de los suministros rusos y privar a Rusia de una fuente de ingresos que alimenta su máquina de guerra.
Sin embargo, la medida corre el riesgo de sumergir un sector agrícola ya tenso en una crisis más profunda, con los precios de los fertilizantes potencialmente aumentando un 20% a 100% de los niveles actuales. En 2024, Rusia representó aproximadamente una cuarta parte de los fertilizantes importados de la UE, valorados en € 2 mil millones.
Las tarifas propuestas, respaldadas por el Comité de Representantes Permanentes sin revisiones y análisis significativos, podrían agregar miles de millones de euros en costos para los agricultores que ya lidian con escasez de mano de obra, altambresas de los precios de la energía y el cambio climático.
Para muchos, este podría ser el punto de inflexión hacia la bancarrota.
Furia de los agricultores
La decisión ha provocado una reacción de la comunidad agrícola. La Copa-Cogeca, la voz influyente de los agricultores y cooperativas de la UE, junto con asociaciones de Francia, Italia y España, ha condenado la medida como ignorando las “preocupaciones y propuestas de la agricultura”.
Los críticos también señalan un proceso de consulta defectuoso. Copa-Cogeca ha alegado que el Comité de Comercio Internacional del Parlamento Europeo dejó de lado los aportes de los principales productores agrícolas como Francia, Alemania, Italia y España, en lugar de priorizar a Letonia, un país que ocupa el puesto 14 en la UE para la producción agrícola y contribuyó solo al 1.5% de la cosecha 2024.
Mientras tanto, las audiencias dieron tiempo de aire significativo a los gigantes de fertilizantes como Yara y Fertilizers Europe, quienes parecen ser los principales beneficiarios del aumento de tarifas propuesto. La Comisión ha pasado por alto una evaluación de impacto formal, optando por un lanzamiento rápido en julio, que Copa-Cogeca advirtió que priorizaba la velocidad sobre la debida diligencia.
Sin una red de seguridad, las tareas podrían desencadenar una cascada de consecuencias: mayores costos de producción, mayores precios de los alimentos para los consumidores y el cierre generalizado de la granja, particularmente entre las pequeñas y medianas empresas. Los trabajos en el sector cuelgan en el equilibrio.
Los agricultores no están inactivos. Las asociaciones están presionando para contramedidas urgentes, incluida la compensación financiera y un mecanismo claro para suspender las tarifas si los precios de los fertilizantes aumentan sin control. Hasta ahora, la Comisión no ha ofrecido soluciones concretas para amortiguar el golpe, excepto una sugerencia para posponer las tarifas durante un año.
Con la votación que se avecina, la UE enfrenta una elección crítica: reforzar su industria de fertilizantes o salvaguardar a sus agricultores y seguridad alimentaria. Para un sector que ya está al límite, el resultado podría redefinir el paisaje agrícola europeo, y las mesas de comedor de los ciudadanos, en los próximos años.
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