El libertario Javier Milei ganó el domingo en una emocionante segunda vuelta presidencial, después de que su oponente, el ministro de Economía peronista, Sergio Massa, admitiera su derrota.
“Obviamente los resultados no son los que esperábamos y he hablado con Javier Milei para felicitarlo y desearle lo mejor, porque es el presidente que la mayoría de los argentinos hemos elegido para los próximos cuatro años”, dijo Massa.
Las urnas cerraron en Argentina el domingo por la noche. Milei obtuvo el 55,7% de los votos, mientras que Massa obtuvo el 44%.
Los dos hombres representan futuros marcadamente diferentes para la tercera economía más grande de América Latina, que se tambalea bajo una inflación de tres dígitos después de décadas de deuda, mala gestión financiera y volatilidad monetaria.
Al celebrar su victoria, Milei prometió poner fin al declive económico del país.
“Hoy comienza la reconstrucción de Argentina. Hoy comienza el fin de la decadencia de Argentina. Hoy termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente, que sólo beneficia a unos mientras la mayoría sufre”, afirmó el populista de extrema derecha.
¿Cómo reaccionaron otros líderes?
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, felicitó a Milei y al pueblo de Argentina por “celebrar elecciones libres y justas”.
“Esperamos desarrollar nuestra sólida relación bilateral basada en nuestro compromiso compartido con los derechos humanos, los valores democráticos y la transparencia”, dijo Sullivan en las redes sociales.
El presidente izquierdista de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, deseó éxito al gobierno recién elegido sin nombrar a Melei.
“Le deseo mucha suerte y éxito al nuevo gobierno. Argentina es un gran país y merece todo nuestro respeto. Brasil siempre estará disponible para trabajar junto a nuestros hermanos argentinos”, escribió en X, antes Twitter.
Mientras tanto, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, también de izquierda, dijo que los resultados lo hacían “triste para América Latina”, lamentando que “la extrema derecha haya ganado”.
¿Quiénes fueron los candidatos de la segunda vuelta?
Massa, de 51 años, buscó convencer a los argentinos de que confiaran en él a pesar de los niveles récord de pobreza durante su gestión de la economía.
Milei, un outsider antisistema, prometió una terapia de shock económico, desde cerrar el banco central hasta deshacerse del peso por el dólar estadounidense.
Milei, de 53 años, ha sido comparado a menudo con el expresidente estadounidense Donald Trump y el brasileño Jair Bolsonaro, y Massa lo acusa de imitar a los dos políticos al plantear el espectro de un fraude electoral, del cual no ha proporcionado ninguna evidencia.
Las diatribas de los recién llegados contra los partidos tradicionales que no han logrado detener décadas de declive económico han encendido a los votantes cansados del status quo.
Milei solía llevar una motosierra en un símbolo contundente de sus planes de privatización y recortes en el sector público. Pero antes de la segunda vuelta, abandonó el truco para tratar de ayudar a moderar su imagen entre los votantes centristas.
Massa había tratado de distanciarse del impopular presidente saliente Alberto Fernández y de su vicepresidenta Cristina Kirchner, quien el año pasado fue condenada por fraude. Ambos han desaparecido del ojo público.
Pero todavía representaba a la coalición peronista, un movimiento populista con mucha intervención estatal y programas de bienestar que ha dominado la política argentina durante décadas.
Las encuestas previas a la votación estaban demasiado reñidas para dar un resultado positivo.
Massa confundió las encuestas al quedar primero con casi el 37% en la primera vuelta del mes pasado, mientras que Milei obtuvo alrededor del 30% de los votos.
Las encuestas habían mostrado a los candidatos en un empate, con Milei teniendo una ventaja tan leve que nadie quería predecir un resultado.
Ambos lucharon por apuntalar millones de votos de los tres candidatos perdedores en la primera vuelta, el más popular de los cuales apoyó a Milei.
Algunos votantes caracterizaron la votación como una elección del “mal menor”, en medio del temor a la dolorosa medicina económica de Milei o del enojo hacia Massa por la crisis económica.
Muchos argentinos habían dicho que no votarían en absoluto.
Argentina se prepara para un cambio sísmico
Los argentinos están “al borde de un ataque de nervios”, dijo la analista política Ana Iparraguirre de GBAO Strategies, describiendo la incertidumbre sobre lo que viene después.
A Argentina le espera un camino difícil mientras el peso, estrictamente controlado, se tambalea por la creciente inflación, y la falta de dólares ha provocado escasez de combustible, medicinas e incluso plátanos en las últimas semanas.
Con más de 400 mil millones de dólares en deuda pública, reservas del banco central en números rojos y ninguna línea de crédito, el próximo gobierno tendrá pocos recursos para impulsar el crecimiento económico.
“La elección marcará una profunda ruptura en el sistema de representación política en Argentina”, afirmó Julio Burdman, director de la consultora Observatorio Electoral. “Creo que todas las fuerzas políticas tal como las conocemos van a ser transformadas”.
mm/lo (AFP, Reuters, EFE)