Artículo de opinión: Por qué la inclusión digital comienza en las ciudades
En los últimos años, la Unión Europea ha logrado avances significativos en el espacio digital, con importantes medidas legislativas como la Ley de Servicios Digitales, la Ley de Mercados Digitales, la Ley de IA y la Ley de Europa Interoperable. Estas iniciativas configuran un futuro en el que la transformación digital es a la vez inevitable y beneficiosa.
Sin embargo, la promesa de ese futuro podría quedarse corta si no abordamos una cuestión fundamental: la inclusión digital.
Desarrollar habilidades para una sociedad digital
Si bien la innovación tecnológica continúa avanzando, la inclusión digital a menudo queda de lado en debates más amplios sobre políticas sociales. A pesar de los esfuerzos de la UE por alcanzar sus objetivos de la Década Digital 2030 (incluido el traslado del 100 por ciento de los servicios gubernamentales a Internet), el último informe del Eurobarómetro muestra que un tercio de los europeos todavía carece de habilidades digitales básicas, y alrededor del 80 por ciento se beneficiaría de apoyo para acceder o utilizando tecnologías digitales.
La inclusión digital abarca mucho más que enseñar a las personas a utilizar teléfonos inteligentes o computadoras. Se trata de garantizar que todos –incluidos los grupos digitalmente privados de derechos como las personas mayores, los migrantes y las familias de bajos ingresos– tengan las habilidades y la infraestructura para participar en la economía y la sociedad digitales, acceder a los servicios públicos y reclamar sus derechos digitales.
Los gobiernos municipales están en una posición única para abordar la inclusión digital en su punto más crítico: el nivel local.
Rotterdam aborda la brecha digital
Tomemos el ejemplo de mi ciudad, Rotterdam. En octubre de 2023, lanzamos un programa integral de inclusión digital que está coordinado en todos los departamentos de la ciudad. Fomenta iniciativas a nivel de barrio como TeaTime, donde las mujeres inmigrantes se reúnen en el entorno familiar de la casa de un vecino para aprender a utilizar los teléfonos inteligentes y acceder a servicios esenciales.
Las ciudades también están abordando los aspectos más profundos y complejos de la brecha digital. En Gante, los entrenadores digitales están integrados en los servicios sociales para ayudar a los ciudadanos que luchan con las nuevas tecnologías. Barcelona ha creado una política específica en materia de inclusión digital, mediante la cual los agentes de las tecnologías de la información y las comunicaciones promueven la formación digital en todos los barrios de la ciudad. Bordeaux Métropole está utilizando datos para mapear las desigualdades en un observatorio de la brecha digital y garantizar que las soluciones lleguen a los más necesitados.
La inclusión digital también requiere garantizar que se respeten los derechos digitales de los ciudadanos, incluido el derecho a la privacidad, el derecho a la información y el derecho a acceder y utilizar libremente las plataformas digitales sin discriminación. En Bruselas, la carta de derechos digitales subraya la importancia de proteger a los residentes de la discriminación y garantizar la transparencia en el uso de herramientas digitales.
Forjando vínculos con la UE
A pesar de nuestros mejores esfuerzos, no podemos hacerlo solos. Las ciudades necesitan un asiento más fuerte en la mesa de la UE. Necesitamos que la Comisión Europea trabaje con nosotros, apoye nuestras estrategias locales y garantice que la inclusión digital se trate con la urgencia que merece. Las ciudades tienen conocimientos valiosos que ofrecer en el desarrollo de políticas digitales y, sin nuestro aporte, es posible que las estrategias bien intencionadas de la UE no alcancen su máximo potencial.
Cuando hablamos de brecha digital, no nos referimos solo a la falta de Internet o de dispositivos. Estamos hablando de falta de oportunidades. El mundo digital ofrece nuevas formas de aprender, trabajar y conectarse, pero para quienes quedan excluidos, significa aislamiento. Es nuestra responsabilidad asegurarnos de que esta brecha no se amplíe aún más.