Una agenda de competitividad para el futuro de Europa

Una agenda de competitividad para el futuro de Europa

El sector de biotecnología de Europa posee la clave para restaurar la competitividad. Las políticas e inversiones audaces y coherentes se necesitan urgentemente para que el continente convierta el potencial en prosperidad.
Biotech es un sector estratégico con el potencial de ayudar a revertir esta tendencia y restaurar la competitividad de Europa.
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El consenso es claro: la ventaja competitiva de Europa se está deslizando, amenazando la seguridad económica y la resiliencia de la región.

A medida que destaca el informe Draghi, la brecha amplia de productividad e innovación con los Estados Unidos y China ya se está traduciendo en un crecimiento más lento. Biotech es un sector estratégico con el potencial de ayudar a revertir esta tendencia y restaurar la competitividad de Europa.

¿Puede Europa desbloquear este potencial?

Pfizer da la bienvenida a la estrategia de ciencias de la vida de la Comisión Europea, que diagnostica con razón el retraso de Europa en la inversión de I + D y la producción científica.

Pero el diagnóstico solo no es suficiente. Lo que se necesita más que nunca es una acción audaz, coordinada y urgente, impulsada por la voluntad política, para desbloquear todo el potencial del ecosistema biotecnológico de Europa.

En las discusiones por delante, tres principios clave deben estar frontales para que los tomadores de decisiones de políticas impulsen el cambio audaz que el sector necesita:

  1. Las ambiciones de competitividad de Europa deben estar respaldadas por una política coherente a prueba de futuro. La innovación y la inversión en la industria biofarmacéutica deben estar habilitadas activamente, no obstaculizadas, tanto por la legislación actual y futura. La próxima Ley de Biotecnología es una oportunidad fundamental para posicionar a Europa como un líder global de biotecnología, pero el éxito depende de controles de competitividad sólidos y no debe ser socavado por otros esfuerzos legislativos de la UE o nacionales.

  2. Europa debe hacer más para reconocer y recompensar la innovación. La legislación farmacéutica general de la UE debe alinearse mejor con la agenda de crecimiento de Europa: aumentar la confianza de los inversores y fomentar una mentalidad pro-innovación entre los Estados miembros. Más allá de esto, la UE también debe desempeñar un papel más fuerte en la guía y el apoyo al gasto a nivel nacional en medicamentos y vacunas innovadoras, lo que garantiza que refleje la cuota justa de la innovación global de Europa.

  3. El comercio abierto es esencial para la resiliencia económica de Europa. La huella industrial biofarmacéutica está construida para atender a pacientes globales. Reglas proteccionistas o discriminatorias se arriesgan a socavar esto. En cambio, Europa debe trabajar con socios internacionales para eliminar las barreras comerciales, alinear las regulaciones y promover la innovación. El enfoque del presidente von Le Leyen en la diversificación y las asociaciones es bienvenido, pero debe ser igualado por pasos concretos para permitir las exportaciones de la UE, mantener las adquisiciones abiertas y proteger la IP del mundo.

La colaboración consistente es esencial para construir un entorno que atraiga la inversión, acelere la innovación y expande el acceso a medicamentos y vacunas.

Es por eso que el lanzamiento de la Alianza de Biotecnología y Ciencias de la Vida de la UE en el Parlamento Europeo es un paso bienvenido y oportuno. El diálogo cruzado y transversal será vital para ofrecer resultados de salud pública más fuertes, impulsar el crecimiento económico e impulsar la competitividad global de Europa.

Ahora es el momento de convertir el impulso en acción, alinear la política y hacer de Europa una potencia para la innovación de la biotecnología. El futuro es nuestro para dar forma. Vamos a trabajar.