¿Cuál es el papel de la UE en la carrera espacial?
En un mundo donde la tecnología afecta todos los aspectos de nuestras vidas, el espacio se ha convertido en algo más que una frontera distante; es una parte integral de nuestra existencia cotidiana. Las aplicaciones espaciales forman pilares de nuestra infraestructura social y sostienen silenciosamente funciones vitales.
Cada llamada realizada, cada transacción financiera completada, cada página web cargada depende de satélites en la órbita de la Tierra. Los satélites sirven como columna vertebral de las comunicaciones globales. Además de ofrecer orientación GPS para el transporte y los viajes, nos brindan vistas incomparables de nuestro planeta y nos brindan datos esenciales para realizar pronósticos meteorológicos precisos, gestionar desastres y monitorear el cambio climático. Y nos hablan no sólo de nuestro propio planeta sino también de otros, ampliando nuestra comprensión del universo y fomentando la innovación en la Tierra.
Alrededor de 7.000 satélites giran a nuestro alrededor y hacen todo esto posible. La Unión Europea destaca por sus grandes constelaciones emblemáticas que son líderes mundiales. Sin embargo, hay muchos ámbitos en los que Europa se está quedando atrás. La brecha se está ampliando y Europa corre el riesgo de perder más terreno frente a sus antiguos pares, que están acelerando el uso del espacio en sus países. La actual crisis europea de lanzadores es un buen ejemplo y proporciona un ejemplo conmovedor del riesgo inherente de perder capacidades fundamentales.
Con el retiro de Ariane 5 y los retrasos con Ariane 6, Europa no puede lanzar de forma independiente misiones pesadas al espacio. La situación presenta un cuello de botella preocupante. La competencia limitada y los altos costos obstaculizan el acceso al espacio, sofocando la innovación y el progreso científico.
Para mejorar este panorama, es fundamental fomentar un mercado competitivo con incentivos para las empresas privadas. Es necesario invertir en tecnologías reutilizables y optimizar los procesos de lanzamiento para reducir costos. Al cultivar un ecosistema de lanzadores dinámico e innovador, la UE podría democratizar el acceso al espacio y permitir que florezca una gama más amplia de iniciativas científicas y empresas comerciales.
Un factor decisivo común a esta y otras preocupaciones es la financiación pública y privada. En Estados Unidos, el gobierno puede subsidiar en gran medida las actividades elementales y ayudar a que la industria se vuelva más independiente con el tiempo.
La UE no debería “copiar y pegar” ideas de Estados Unidos, sino que podría inspirarse y aprovechar el impulso de las nuevas tecnologías y las nuevas empresas que surgen en todo el sector. Con oportunidades de inversión adecuadas y una mayor financiación nacional y europea, los ciudadanos europeos podrían disfrutar de más beneficios a largo plazo. Si bien la UE lo ha entendido, todavía parecemos reacios a actuar según nuestras ideas.
La UE está a la vanguardia en la creación de marcos regulatorios que logren un equilibrio entre seguridad e innovación, y deberíamos seguir impulsando el cambio en este sentido. El creciente número de satélites y desechos en la órbita terrestre requiere un enfoque coordinado para salvaguardar la seguridad de los activos espaciales de la UE y de los Estados miembros.
Los esfuerzos actuales para aprobar una ley espacial europea integral para 2024 están muy retrasados y deberían sentar las bases para actividades espaciales responsables y sostenibles, incluidas normas para una gestión eficaz del tráfico espacial, la mitigación de los desechos espaciales, la reducción y compensación de emisiones, así como abordar los problemas de la creciente contaminación lumínica.
Una vez abordadas estas cuestiones y nuevas normas sobre sostenibilidad e innovación en el horizonte, la UE todavía tiene potencial para ponerse al día y aprovechar todos los beneficios que las actividades espaciales pueden ofrecer.