Nayib Bukele de El Salvador fue reelegido formalmente como presidente el sábado después de que el organismo electoral del país centroamericano completara un recuento final de los resultados de las elecciones.
El Tribunal Supremo Electoral había exigido un recuento por problemas técnicos durante la votación del pasado domingo.
El sábado, el Tribunal anunció que Bukele había obtenido el 82,66% del apoyo, recibiendo unos 2,7 millones de votos de los 3,2 millones emitidos.
Su apoyo aumentó en más de un millón de votos en comparación con las últimas elecciones de 2019.
Manuel Flores, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), quedó en un distante segundo lugar con un 6,25%, mientras que Joel Sánchez, del derechista partido Arena, obtuvo un 5,44%.
Tras el anuncio, el autoproclamado “dictador más genial del mundo” agradeció al “pueblo salvadoreño” por su apoyo en una publicación en la plataforma de redes sociales X, antes conocida como Twitter.
Una política dura contra el crimen ayudó a ganar la reelección
La dura política de Bukele contra las pandillas es ampliamente acreditada por su victoria en su segundo mandato.
El Salvador alguna vez fue considerado uno de los países más violentos del mundo, lo que se atribuyó a la gran cantidad de bandas criminales que operaban en el país.
Hace casi dos años, haciendo uso de poderes de emergencia, Bukele ordenó a la policía arrestar –sin orden judicial– a más de 77.000 sospechosos e incluso creó una megaprisión para albergar a muchos de ellos.
El número de personas encarceladas actualmente asciende a más del 1% de la población de El Salvador.
La controvertida medida fue provocada por el asesinato de más de 80 personas en tres días mientras la cultura de las pandillas dominaba el país.
El año pasado, la tasa de homicidios del país descendió a su nivel más bajo en tres décadas, muy por debajo del promedio mundial.
Mucha gente inocente atrapada en la purga
Pero los defensores de los derechos humanos han cuestionado la dura política, ya que unas 7.000 personas han sido liberadas después de que se les negara el debido proceso y luego se demostrara su inocencia.
Dicen que los niños se han quedado sin padres y las familias pueden esperar varios meses sin tener noticias de sus seres queridos encarcelados.
Los grupos de derechos humanos también han advertido de un mayor alejamiento de la democracia en medio de preocupaciones de mayores restricciones a los derechos civiles.
Pero el enfoque de Bukele cuenta con un amplio apoyo entre los salvadoreños que han podido retomar sus barrios.
La reelección de Bukele también es controvertida ya que la constitución del país no permite más de un mandato.
Sin embargo, el presidente utilizó la mayoría de su partido en el Congreso para llenar los tribunales con partidarios leales y reformar las instituciones estatales, allanando el camino para postularse nuevamente.
La popularidad de Bukele es otro ejemplo de cómo algunos países centroamericanos han luchado por lanzar modelos democráticos sostenibles tras los conflictos civiles entre guerrillas de izquierda y regímenes autoritarios de derecha respaldados por Estados Unidos.
El Salvador estuvo sumido en una brutal guerra civil entre 1979 y 1992, en la que murieron más de 75.000 personas, mientras que aproximadamente otras 8.000 desaparecieron.
mm/ancho (AFP, EFE)