Alrededor de 300 a 400 refugiados rohingya, entre ellos muchas mujeres y niños, desembarcaron el domingo en las playas de la provincia de Aceh, en el noreste de Indonesia, después de pasar semanas en el mar, los últimos de una serie de llegadas procedentes principalmente de campamentos en Bangladesh.
Los rohingya llegaron en dos embarcaciones, una que desembarcó en la playa cerca de la aldea de Lamreh en Aceh Besar Regency y la otra en la aldea de Blang Raya en Pidie Regency, varias millas al sureste.
Uno de los rohingya dijo a la agencia de noticias AFP que su barco había estado en el mar durante seis semanas, había comenzado a hundirse y que a los refugiados no les quedaba comida ni agua.
Las autoridades indonesias mantuvieron el domingo a los refugiados cerca de las playas donde desembarcaron, mientras decidían cómo brindarles apoyo.
En las últimas semanas, las autoridades y los lugareños han tratado de impedir que los barcos de refugiados desembarquen, diciendo que las comunidades locales en Aceh no tienen recursos para soportar el número cada vez mayor de llegadas.
Antes de contar las llegadas del domingo, la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) estimó que 1.200 rohingya han llegado a Indonesia desde noviembre.
Indonesia culpa a la “trata de personas”
El viernes, el presidente Joko Widodo dijo que sospecha que los traficantes de personas están detrás de la reciente afluencia y añadió que “el gobierno tomará medidas firmes contra los autores de la trata de personas”.
Widodo ha dicho que Indonesia proporcionaría asistencia temporal a los refugiados, aunque dependiendo de “los intereses de la comunidad local”.
Los rohingya son una minoría musulmana perseguida que fue expulsada del oeste de Myanmar durante una represión militar en 2017 en lo que la ONU llamó un “ejemplo de libro de texto de limpieza étnica”.
Se estima que un millón de rohingya han buscado refugio en el vecino Bangladesh, viviendo principalmente en campamentos en expansión en Cox’s Bazar, en la costa sureste.
Sin embargo, los rohingya que viven en los miserables campamentos dicen que no tienen acceso a empleos ni a educación y que con frecuencia son acosados por bandas criminales.
Aquellos que desean y pueden escapar e intentar llegar a Indonesia o Malasia por mar generalmente hacen la travesía a finales de año, cuando las condiciones son favorables.
ss/wmr (AP, AFP, Reuters)