La vergüenza de Europa: cómo afrontar el creciente racismo
A lo largo de los años de mi mandato en la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), me ha llamado la atención la complacencia generalizada respecto del racismo generalizado en nuestras sociedades. El racismo es insidioso e implacable. Y, como muestra nuestro último informe, está ganando terreno en la UE. En un momento en el que deberíamos abrazar la diversidad, la igualdad y la inclusión, la discriminación contra los afrodescendientes va en aumento.
Para comprender las experiencias de los afrodescendientes que viven hoy en Europa, la FRA analizó datos de encuestas de 13 Estados miembros de la UE. Si reflexionamos sobre la encuesta anterior realizada en 2016, existe una preocupante falta de avances en la lucha contra el racismo. En algunas zonas, la situación incluso se ha deteriorado. Casi la mitad de los afrodescendientes enfrentan racismo y discriminación en su vida diaria (45 por ciento), frente al 39 por ciento en 2016. En algunos países (Austria y Alemania) llega al 70 por ciento.
Las personas de ascendencia africana se enfrentan habitualmente a prejuicios y prejuicios cuando buscan empleo. Aproximadamente uno de cada tres se siente discriminado cuando busca trabajo (34 por ciento) y en el trabajo (31 por ciento). Suelen tener contratos temporales y a menudo están sobrecualificados. Simplemente encontrar una casa también es una lucha: casi uno de cada tres (31 por ciento) dice que fue discriminado al intentar encontrar una vivienda.
Los niveles de delitos de odio y acoso racista son igualmente inquietantes. Casi uno de cada tres (30 por ciento) es víctima de acoso racial. Lo preocupante es que casi nadie lo denuncia. Como resultado, los delitos por motivos raciales siguen sin denunciarse y son invisibles, negando a las víctimas el apoyo de las instituciones destinadas a protegerlas.
Estos hallazgos son una clara llamada de atención. Pero ¿qué puede hacer Europa al respecto? Necesitamos comenzar recordando el hecho de que la discriminación basada en el origen racial y étnico es ilegal según la legislación de la UE. Los Estados miembros transpusieron la Directiva sobre igualdad racial hace más de 20 años. Entonces, además de cuestionarnos si las protecciones legales existentes son necesarias pero insuficientes, enfrentamos un claro desafío de implementación.
En segundo lugar, debemos reconocer la existencia de un racismo estructural y sistémico en nuestras sociedades. El plan de acción de la UE contra el racismo 2020-2025 es un paso en la dirección correcta, pero los esfuerzos deben mantenerse más allá de 2025.
En tercer lugar, los órganos de igualdad y las instituciones nacionales de derechos humanos deben tener el mandato y los recursos para responder al racismo. Los Estados miembros también deben desarrollar políticas específicas y planes de acción nacionales que aborden la discriminación racial en la educación, el empleo, la vivienda y la atención sanitaria.
“Los Estados miembros deben priorizar la identificación y el registro de los delitos de odio”
Además, no podemos contrarrestar el racismo de manera eficaz a menos que tengamos pruebas fiables y comparables. La FRA y otros organismos de la UE deben seguir recopilando datos de forma coherente y exhaustiva, que abarquen las experiencias de todos los que son víctimas del racismo.
Para contrarrestar niveles preocupantes de acoso y delitos de odio, los Estados miembros deben priorizar la identificación y el registro de los delitos de odio. Deben aplicar la ley, haciendo de la motivación racial un factor agravante en la determinación de las penas y la ejecución de las sentencias. Los Estados tienen la obligación de promover los derechos humanos y, por tanto, deben invertir en concienciar a la gente de sus derechos.
Por último, debemos trabajar con las comunidades afectadas, no sólo para ellas. Debemos aprender de ellos, escucharlos y dejarnos guiar por ellos. Juntos podemos construir un futuro en Europa donde todos sean “libres e iguales en dignidad y derechos”, como se consagra en la Declaración Universal de Derechos Humanos.