Los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra cometidos por el ejército de Myanmar han “aumentado a un ritmo alarmante”, advirtieron el martes los investigadores de la ONU, citando torturas sistemáticas, violaciones en grupo y abusos contra niños.
El Mecanismo de Investigación Independiente de las Naciones Unidas para Myanmar (IIMM) dijo que en los últimos seis meses, se estima que más de tres millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, a medida que el conflicto se intensifica dentro del país.
“Hemos reunido pruebas sustanciales que muestran niveles horribles de brutalidad e inhumanidad en todo Myanmar”, dijo el jefe del IIMM, Nicholas Koumjian.
“Se han cometido muchos crímenes con la intención de castigar e inducir el terror en la población civil”.
Los métodos de tortura incluían palizas con palos de bambú, descargas eléctricas, arrancarles las uñas con alicates, rociar a los detenidos con gasolina y prenderles fuego, ahogamiento simulado, estrangulamiento, fractura de dedos y obligar a los detenidos a golpearse unos a otros.
El informe señala que existen pruebas fidedignas de delitos sexuales cometidos en detención contra personas de todos los géneros, incluidos niños. Entre estos delitos figuran la violación, la quema de partes sexuales del cuerpo con cigarrillos y la humillación sexual.
Cada vez hay más pruebas contra los perpetradores
El IIMM fue creado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2018 para recopilar pruebas de los crímenes internacionales más graves y preparar expedientes para el procesamiento penal.
Las conclusiones del informe se basaron en casi 28 millones de elementos de información recopilados de más de 900 fuentes. El equipo también estudió pruebas como vídeos, imágenes geoespaciales y análisis forense.
Si bien la mayor parte de la información se refiere a crímenes presuntamente cometidos por las fuerzas de seguridad de Myanmar, el monitor afirmó que también había pruebas creíbles de crímenes cometidos por grupos armados que luchan contra los militares.
“Esto incluye ejecuciones sumarias de civiles sospechosos de ser informantes o colaboradores militares”, dijeron los investigadores.
También está investigando posibles crímenes cometidos contra los rohingya durante las operaciones de limpieza del ejército de Myanmar en 2016 y 2017.
“Nadie ha rendido cuentas por ningún delito, lo que envalentona a los perpetradores y profundiza la cultura de impunidad en el país. Estamos tratando de romper este ciclo”, afirmó Koumjian.
Afirmó que el IIMM había logrado avances considerables en la construcción de causas penales contra los máximos responsables.
“El mecanismo espera que las pruebas que recoge algún día sean presentadas en un tribunal de justicia y que los responsables comparezcan ante la justicia”, concluye el informe.
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