Op-ed: la neutralidad tecnológica debe impulsar la agenda de emisiones de la UE
La industria automotriz europea enfrenta una creciente presión de las regulaciones de la Unión Europea más estrictas, la intensificación de la competencia global y la transformación del sector en curso. Como piedra angular de la economía de la UE, el sector necesita apoyo a través de la acción política rápida.
El transporte es una fuente importante de emisiones en Europa y eso debe abordarse. Pero esto no debería venir a expensas de los fabricantes de automóviles y sus proveedores, que proporcionan muchos trabajos bien pagados y altamente calificados en toda la UE.
Dilanciar objetivos climáticos ambiciosos no es una opción; Necesitamos un sistema de transporte neutral en carbono. Pero la UE se encuentra sola en su enfoque exclusivo en la movilidad electrónica, mientras que otras regiones adoptan una combinación más amplia de tecnologías. El desafío es encontrar el equilibrio correcto entre las prioridades económicas, ambientales y sociales.
La imposición de cuotas obligatorias de vehículos eléctricos (EV) por sí solos no es el enfoque correcto. Las prohibiciones y las cuotas no impulsan el progreso real; La innovación sí. En lugar de mandatos rígidos, la UE debe adoptar soluciones impulsadas por el mercado y neutral en la tecnología que fomenten la competencia y ofrecen a los consumidores opciones reales.
En lugar de aumentar aún más las cuotas EV, debemos reforzar nuestro compromiso con la neutralidad tecnológica en toda la legislación relevante de la UE. Esto alentaría a las empresas a invertir en los medios de transporte más efectivos climáticos.
Las estrictas regulaciones de la UE actualmente obstaculizan los esfuerzos de las empresas para desarrollar soluciones sostenibles. El requisito de reducir drásticamente las emisiones de la flota para 2025, con dolor de sanciones pesadas, coloca una carga demasiado grande para las empresas y elimina el espacio que necesitan para innovar.
La legislación de la UE debería apoyar a las empresas a través de la transición en lugar de imponer restricciones excesivas. Una economía fuerte con negocios competitivos es esencial para avanzar en la movilidad sostenible.
La adaptación de los objetivos de la flota calculando el rendimiento promedio durante un período de tres años, como se describe en el plan de acción industrial de la UE para el sector automotriz europeo, es un paso en la dirección correcta para fortalecer la competitividad de la industria automotriz europea.
No se trata de debilitar los objetivos climáticos; Se trata de garantizar que los fabricantes de automóviles tengan la flexibilidad y el tiempo necesarios para cumplir con los requisitos sin sanciones innecesarias o desventajas competitivas, mientras se apegan a los objetivos.
Una estrategia de movilidad verdaderamente sostenible debe mirar más allá de los mandatos del vehículo y abordar los requisitos económicos más amplios de la transición. Actualmente carecemos de factores esenciales para el éxito de la movilidad electrónica, como la infraestructura de carga, la energía asequible y un suministro de materia prima estable.
Desarrollar un mercado europeo resistente para los combustibles neutrales con CO2 podría permitirnos utilizar la tecnología de motor de infraestructura y combustión existente en lugar de revisar todo el sistema. Abordar estos desafíos es crucial para obtener confianza del consumidor y garantizar una transición práctica a la movilidad sostenible.
Los vehículos eléctricos desempeñarán un papel clave en esta transición, pero las cifras de ventas moderadas sugieren que las cuotas rígidas no son el enfoque correcto. En lugar de imponer mandatos, debemos abordar cuestiones fundamentales, como la falta de estaciones de carga y los altos costos de energía, las barreras reales para la adopción EV generalizada y la movilidad sostenible en la UE.
Es esencial reducir la dependencia de los países que no son de la UE para las materias primas necesarias en la producción de baterías y establecer cadenas de suministro seguras y resistentes, que actualmente son insuficientes.
Para una transición sostenible, la UE necesita un cambio de política que integre prioridades económicas y ambientales. El futuro de la movilidad depende de un enfoque basado en el mercado. Necesitamos apertura e innovación tecnológica, no prohibiciones y cuotas.
Al fomentar la competencia y apoyar una amplia gama de soluciones sostenibles, podemos lograr el crecimiento económico y los objetivos climáticos sin comprometer una para el otro.
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