Op-ed: los trabajadores deben estar protegidos para impulsar la transición gemela
A medida que la UE acelera sus transiciones verdes y digitales, las apuestas para los trabajadores están creciendo. La innovación tecnológica, las nuevas industrias y los métodos de producción en evolución prometen el progreso, pero también traen interrupciones. Para un cambio industrial verdaderamente sostenible, debemos poner a los trabajadores en el centro del proceso.
Esto significa proteger los derechos de los trabajadores, su bienestar y sus voces en el lugar de trabajo. El enfoque de Dinamarca tiene una competitividad combinada durante mucho tiempo con la justicia. Creemos que la innovación y la protección de los trabajadores no son fuerzas opuestas: son dos caras de la misma moneda.
Los acuerdos colectivos aportan seguridad y confianza
Dinamarca tiene un fuerte sistema de acuerdos colectivos. Negociado entre los sindicatos y las organizaciones de empleadores, cubren todo, desde salarios y horas de trabajo, hasta capacitación, salud y seguridad. Estos acuerdos aseguran que los trabajadores tengan algo que decir, no solo en sus condiciones de trabajo, sino también en cómo se gestiona el cambio.
Confiamos en un sistema bien establecido de representantes del lugar de trabajo conocido como tillidsrepræsentanter. Estos delegados de empleados elegidos son el vínculo directo entre los trabajadores y la gerencia, y su papel es garantizar una cultura de diálogo y confianza.
Esto es importante en tiempos de transformación. Cuando las empresas adoptan nuevas tecnologías o reorganizan la producción, los representantes del lugar de trabajo ayudan a garantizar que los trabajadores sean informados, consultados y protegidos. El enfoque danés en la salud y la seguridad ocupacional es una parte central de nuestro modelo de mercado laboral. Las regulaciones, los comités de seguridad conjuntos y las medidas preventivas han ayudado a crear una cultura donde la seguridad no sea un costo, sino una responsabilidad compartida.
El papel de la UE en la protección de los trabajadores
La revolución de la tecnología verde debe construirse con y para los trabajadores que lo hacen posible. Eso requiere que la UE desempeñe un papel más fuerte para garantizar condiciones de trabajo decentes en todos los Estados miembros.
Iniciativas como la Directiva de trabajo de la plataforma, cuyo objetivo es mejorar los derechos para los trabajadores vulnerables en nuevas formas de empleo, son un buen comienzo. Pero seguimos siendo firmemente opuestos a otras iniciativas que podrían obstaculizar a los trabajadores, como un salario mínimo en toda la UE. En Dinamarca, los salarios no están establecidos por ley; Se negocian a través de la negociación colectiva entre parejas sociales. Esto es fundamental para nuestro mercado laboral y debe ser respetado por las instituciones de la UE.
A medida que invertimos en industrias verdes y sectores de alta tecnología, también debemos invertir en infraestructura social, incluidas oportunidades de capacitación, participación de los trabajadores y contratos seguros. El impulso de la competitividad no debe venir a expensas de las protecciones de los trabajadores. La flexibilidad debe ir de la mano con justicia. Y la innovación debe ir acompañada de la inclusión.
El diálogo social es una política inteligente
Dinamarca ha demostrado que una economía competitiva puede construirse sobre fuertes estándares laborales. A menudo, es nuestro mercado laboral inclusivo y los altos niveles de confianza los que nos permiten avanzar de manera rápida y efectiva para adaptarse a nuevas realidades. Los trabajadores respetados y escuchados tienen más probabilidades de adoptar el cambio. El diálogo social no es burocracia, es la base de la resiliencia.
La UE tiene la oportunidad de dar forma a su futuro industrial de una manera verde y justa. La experiencia de Dinamarca muestra que las protecciones de los trabajadores, la democracia laboral y la confianza son facilitadores de crecimiento, no de barreras.
La transición a una economía sostenible no solo debe medirse en toneladas de co₂ salvo o producidos megavatios, sino también en la dignidad y el bienestar de aquellos que hacen el trabajo.