Artículo de opinión: El objetivo para 2040 basado en el riesgo es clave para mantener el impulso climático

Artículo de opinión: El objetivo para 2040 basado en el riesgo es clave para mantener el impulso climático

Las ambiciones climáticas de la UE deben equilibrarse con salvaguardias contra los riesgos comerciales, económicos y sociales.
Turbinas eólicas en Rhede Ems, Baja Sajonia, Alemania.

La Comisión Europea debería seguir adelante con su plan para consagrar por ley un objetivo de emisiones para 2040, que constituirá un punto de referencia crucial entre 2030 y 2050. Pero también debería tomar medidas para mitigar riesgos, incluidas las tensiones comerciales y la creciente desigualdad.

Un objetivo ambicioso para 2040 puede ser una estrella polar para la política climática de Europa. En febrero, los departamentos de energía y clima de la Comisión publicaron una recomendación para lograr una reducción del 90% de las emisiones con respecto a los niveles de 1990, respecto del objetivo del 55% ya establecido para 2030. Esto alentaría la concentración anticipada de los recortes de emisiones en el en la década de 2030, dejando que en la década de 2040 sólo se aborden los sectores más difíciles de reducir, como las emisiones agrícolas.

Un objetivo climático tan ambicioso marcaría la pauta para políticas más sectoriales y enviaría una señal al sector privado de que la UE está comprometida con una descarbonización agresiva. Pero el verdadero desafío radica en desarrollar el marco de políticas necesario para lograrlo y, lo que es más importante, gestionar los numerosos problemas distributivos que surgirán de una descarbonización profunda.

Ambición con responsabilidad

Hay muchas razones para ser optimistas. El sector eléctrico de Europa ya se encuentra en medio de una rápida transformación, con energía eólica y solar barata y sin emisiones que se están implementando rápidamente en muchos estados miembros.

Las tecnologías limpias en los sectores del transporte y la calefacción, como los vehículos eléctricos y las bombas de calor, son cada vez más asequibles y accesibles. Los sofisticados ejercicios de modelización realizados por el mundo académico y la Comisión Europea han demostrado la viabilidad técnica de lograr una rápida descarbonización en unas pocas décadas.

Sin embargo, muchos riesgos del mundo real, fuera de modelo, amenazan la ambición de la UE de estar casi libre de carbono dentro de 15 años.

La inestabilidad geoeconómica podría afectar el acceso de la UE a los materiales que sustentan las tecnologías limpias si las disputas comerciales latentes evolucionan hacia guerras comerciales en toda regla, lo que significa que el costo de la transición verde aumentaría para los ciudadanos comunes y corrientes.

Lograr fuertes recortes de emisiones en la década de 2030 también depende de la ampliación de tecnologías novedosas como la eliminación de carbono. Esta amplia categoría de tecnologías aún tiene que demostrar que es asequible, aunque una mayor implementación puede reducir los costos con el tiempo.

Garantizar la equidad en la transición climática

Una descarbonización profunda creará ganadores y perdedores en todos los segmentos de la sociedad europea, y los hogares privados se verán cada vez más afectados. El sistema de fijación de precios del carbono de la UE, el Sistema de Comercio de Emisiones, se ampliará en los próximos años, elevando el coste de los combustibles fósiles utilizados para la calefacción y el transporte. Si bien existen mecanismos para redistribuir los ingresos provenientes de la fijación del precio del carbono para proteger a los más vulnerables, será necesario implementarlos bien para garantizar que la descarbonización no exacerbe las desigualdades existentes.

Ante esta multitud de riesgos, la política climática europea debería basarse en el concepto de resiliencia. Los factores de riesgo clave para la transición verde, como los costos de las tecnologías limpias y el impacto en los ciudadanos vulnerables, deben ser monitoreados de cerca en todo el continente a medida que avanza la descarbonización.

Además, el marco de políticas para lograr la meta de 2040 debe incluir preparación para los riesgos, con respuestas planificadas previamente a posibles resultados adversos. Al adoptar un enfoque de riesgo y resiliencia, la UE puede mejorar sus posibilidades de recorrer con éxito el camino hacia una economía descarbonizada.