Artículo de opinión: Es hora de poner fin al dogma antinuclear de Europa
A medida que Europa redobla sus esfuerzos para alcanzar sus objetivos climáticos, es esencial que la energía nuclear, como fuente de energía limpia y confiable, desempeñe un papel central en la estrategia energética de la Unión Europea.
Las energías renovables son una parte valiosa de la combinación energética y ahora representan casi la mitad de la producción de electricidad de Europa. Pero dada la intermitencia de su producción de energía, deben complementarse con una capacidad de carga base estable para garantizar que la energía esté disponible cuando sea necesaria y evitar ejercer una presión excesiva sobre la red eléctrica. En este contexto, la nuclear destaca por su capacidad de proporcionar energía descarbonizada y de bajo coste disponible en cualquier momento.
Esta confiabilidad es aún más crucial para respaldar una red eléctrica sostenible y resiliente, especialmente porque se proyecta que la demanda de electricidad de Europa se cuadriplicará para 2050 con una creciente electrificación en todos los sectores, desde la calefacción hasta los automóviles.
Ahora hay un impulso político en la UE para desarrollar más energía nuclear. El año pasado, una docena de Estados miembros formaron la Alianza Nuclear Europea para promover la cooperación transfronteriza en el sector, y este año se relanzó el Grupo de Enfoque sobre Energía Nuclear (que presido) en el Parlamento Europeo. En agosto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que Europa necesita “más energía nuclear”, además de energías renovables y mejoras en la eficiencia energética.
Un Plan de Acción Nuclear integral (PINC), según lo previsto en el artículo 40 del Tratado Euratom, permitiría integrar plenamente la energía nuclear en los objetivos climáticos europeos mediante el establecimiento de un marco común y coherente compatible con el Pacto Verde.
Los proyectos e infraestructuras nucleares deben tener acceso a la misma financiación pública que las fuentes de energía renovables. Una medida de este tipo garantizaría un buen equilibrio de las inversiones y proporcionaría a la industria europea la claridad que necesita para fortalecer sus capacidades.
El apoyo a tal estrategia es ampliamente compartido dentro del sindicato. Una docena de Estados miembros, un centenar de parlamentarios y todo el sector nuclear piden ahora que se dé la misma consideración a la energía nuclear que a las energías renovables.
La Alianza Industrial para Reactores Modulares Pequeños (SMR) demuestra bien este interés compartido. Pero resulta preocupante que, en su convocatoria inicial de proyectos, cuatro de los nueve proyectos seleccionados impliquen asociaciones extraeuropeas. La alianza debería apoyar a la industria europea, y la presencia de actores extranjeros presenta una vulnerabilidad estratégica.
En Estados Unidos y China, este tipo de alianzas se utilizan para proteger la industria nacional. Es hora de que Europa fortalezca sus prioridades y proporcione apoyo a largo plazo a sus propias empresas en sectores en los que todavía tiene una ventaja competitiva: no sólo los SMR sino todo el sector nuclear.
Integrar la energía nuclear en las políticas climáticas de la UE no significa abandonar las energías renovables, sino más bien crear una alianza esencial para garantizar una combinación energética baja en carbono, estable y asequible. Al tener en cuenta las expectativas de las partes interesadas tanto públicas como industriales, la Comisión puede construir un marco energético sólido que aborde las necesidades de neutralidad de carbono de Europa para 2050, así como el imperativo de competitividad destacado en el informe Draghi.