La crisis política de Guatemala se intensificó el sábado cuando los fiscales allanaron el principal tribunal electoral del país en busca de documentos relacionados con las elecciones presidenciales de agosto.
Agentes de la Fiscalía General de la República ingresaron a la sede del Tribunal Supremo Electoral y confiscaron las listas oficiales de resultados de los colegios electorales.
Los agentes de policía empujaron y forcejearon con los jueces del tribunal mientras los fiscales intentaban apoderarse de las actas de recuento de votos.
Imágenes de video mostraron a los jueces agarrando cajas mientras la policía intentaba retirarlas como parte de redadas para investigar acusaciones espurias de fraude electoral.
Resultado ‘no se puede cambiar’
“Este es otro capítulo de la historia de nuestro país. Sólo nos queda esperar que termine bien”, dijo la magistrada Blanca Alfaro con voz entre lágrimas. “El resultado de las elecciones ya ha sido anunciado oficialmente, no se puede cambiar.”
Rafael Curruchiche, jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, calificó el allanamiento como “una operación de rescate de la democracia, una operación de rescate de la soberanía”.
Acusó a la Unión Europea y a la Organización de Estados Americanos de interferir en los asuntos internos del país, pero no ofreció ninguna justificación específica para la dramática operación del sábado.
Bernardo Arévalo, un activista progresista anticorrupción, fue elegido nuevo presidente de Guatemala en una segunda vuelta el 20 de agosto.
Los observadores en ese momento dijeron que no vieron evidencia de tal fraude.
Investigan una caza de brujas contra el presidente entrante Arévalo
Pero su éxito conmocionó a los observadores políticos y desde entonces la fiscal general Consuelo Porras y Curruchiche han estado intentando suspender a su partido, citando irregularidades electorales.
La oficina de Porras también tiene investigaciones en curso sobre cómo el Movimiento Semilla de Arévalo reunió las firmas necesarias para su registro años antes.
Los críticos dicen que están tratando de socavar la voluntad de los votantes, dañar a Arévalo antes de que asuma el cargo y proteger a la élite política arraigada.
Curruchiche fue incluido el año pasado en una lista estadounidense de funcionarios centroamericanos corruptos.
“Estamos ante un ataque directo y sistemático a la integridad del proceso electoral”, escribió Arévalo en un comunicado. “Debemos proteger, respetar y defender la elección que los guatemaltecos han expresado en las urnas”.
La última redada provocó la condena de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.
“Buscaremos la rendición de cuentas para aquellos que participan en los esfuerzos para socavar la transición democrática hacia el presidente electo @BArevalodeLeon”, dijo el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Brian Nichols, en X, antes conocido como Twitter.
También en X, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, denunció la redada como “inaceptable” y añadió: “El asedio a la democracia no puede continuar”.
Una misión de observación de la Organización de Estados Americanos denunció el ataque como “vergonzoso”.
Arévalo debe tomar posesión de su cargo en enero.
mm/sms (AP, dpa)