Turquía busca combatir el crimen organizado

“Mi querida nación, hoy hemos atrapado a tres jefes de bandas buscados internacionalmente en Alanya y Estambul”, anunció al pueblo turco en las redes sociales el ministro del Interior, Ali Yerlikaya, a principios de esta semana, declarándose preparado para la lucha. “No importa cuán fuertes sean estas pandillas o cualquier orden de arresto que enfrenten, las estrangularemos”.

Desde que Yerlikaya asumió el cargo en junio, apenas ha pasado un día sin que se detenga a delincuentes graves. Traficantes de drogas, usureros, traficantes de personas, estafadores y ladrones, pero también los jefes de las principales bandas internacionales que han hundido sus dientes en Turquía en los últimos años.

Hace poco más de un mes, Yerlikaya anunció que la policía turca había logrado paralizar todo el nivel de liderazgo de la banda de motociclistas armados Comanchero, activa a nivel mundial. Entre los detenidos se encontraban varios presuntos miembros de Australia y Nueva Zelanda, contra quienes Interpol había emitido órdenes de detención internacionales. Yerlikaya incluso publicó vídeos de los arrestos.

¿Por qué Turquía?

Durante años, ha habido señales de que las redes internacionales han hecho incursiones en Turquía: tiroteos, asesinatos y un puñado de investigaciones periodísticas. Pero antes de que Yerlikaya asumiera el cargo, apenas hubo investigaciones o acusaciones importantes.

El predecesor de Yerlikaya, Suleyman Soylu, ha sido acusado de tener estrechos vínculos con pandilleros. Mientras Soylu estaba en el cargo, figuras destacadas de las pandillas del hampa turca fueron liberadas de prisión, lo que permitió que Turquía se convirtiera en un refugio para criminales internacionales, particularmente de Serbia, Albania, Azerbaiyán, Rusia y Montenegro.

Estos líderes de pandillas también trajeron consigo sus conflictos, como lo demuestra el asesinato de Jovan Vukotic, un presunto narcotraficante de la pandilla Skaljari en los Balcanes, el 8 de septiembre de 2022. Los investigadores concluyeron que una pandilla local en Estambul mató a Vukotic para cobrar una recompensa de 1,5 millones de euros (1,65 millones de dólares). Según la policía, la orden provino de la banda rival Kavac.

Kavac y Skaljari, dos bandas de narcotraficantes de la ciudad costera montenegrina de Kotor, han estado en guerra entre sí en toda Europa durante casi 10 años. Los sangrientos enfrentamientos en varios países han matado hasta ahora a 50 personas. Ya en 2022, la policía criminal federal de Alemania declaró a JJCC que Turquía había servido durante algún tiempo como refugio para redes criminales de los Balcanes occidentales.

Leyes laxas y pasaportes de oro

Según los expertos, hay razones cruciales por las que Turquía se ha convertido en un hogar lejos del hogar para muchos delincuentes. En primer lugar, el país tiene leyes débiles sobre el lavado de dinero. En segundo lugar, el gobierno emite amnistías casi anuales para los delincuentes económicos. En tercer lugar, es posible ingresar a Turquía sin visa para los nacionales de muchos estados. Y cuarto, los ricos pueden obtener fácilmente pasaportes turcos.

Cualquiera que invierta 500.000 dólares en Turquía o los deposite en una cuenta bancaria, o cualquiera que compre una propiedad por valor de 400.000 dólares, puede solicitar la ciudadanía turca. Kristin Surak, experta de la London School of Economics que ha escrito un libro sobre los llamados “pasaportes dorados”, afirmó que más de 50.000 personas consiguen la ciudadanía de esta manera cada año en todo el mundo. Aproximadamente la mitad de ellos los otorga el Estado turco.

Furkan Sezer, exjefe del departamento de delitos económicos de la policía de Estambul, ha estado observando este mundo durante años. Según él, muchos delincuentes primero solicitan la naturalización y luego traen sus bienes al país.

Gracias a las amnistías anuales, esto también es muy fácil. El sistema permite a las personas o entidades jurídicas declarar sus activos no registrados desde el extranjero o en el país a las autoridades tributarias, a veces sin tener que pagar impuestos sobre ellos. De esta forma, dinero de origen desconocido acaba circulando en la economía legal. “Los delincuentes suelen pagar entre el 15 y el 20% del valor del dinero por el blanqueo de dinero”, afirma Ozan Bingol, experto en derecho fiscal.

Según Bingol, el gobierno turco les ofrece esta oportunidad libre de impuestos. En su opinión, esto abre la puerta a los delincuentes. También criticó la falta de competencias de las autoridades en la lucha contra el blanqueo de dinero.

“Si alguien aparece de repente hoy con un millón de dólares, las autoridades no pueden preguntar de dónde viene el dinero”, afirmó. El actual gobierno del AKP, encabezado por el presidente Recep Tayyip Erdogan, implementó esta ley como una de sus primeras iniciativas después de llegar al poder en 2002, dijo Bingol.

También hay lagunas en la ley para las inversiones en criptomonedas, que según el experto en impuestos atraen redes criminales internacionales a Turquía. Estas inversiones necesitan urgentemente una regulación, añadió.

Turquía en la ‘lista gris’ por blanqueo de dinero

El instituto internacional contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, el Grupo de Acción Financiera Internacional, también ha criticado a Ankara por su mediocre vigilancia policial en materia de lavado de dinero.

Hace dos años colocó al país en su llamada “lista gris”. Desde entonces, Turquía ha estado bajo un escrutinio más detenido. Ankara pretende ser eliminada de esta lista en la próxima fecha de revisión en junio, especialmente porque la economía ya está enferma. La interferencia de Erdogan en la política monetaria y el poder judicial también ha ahuyentado a los inversores extranjeros.

Y eso es exactamente lo que el país necesita. El ministro de Finanzas, Mehmet Simsek, que asumió el mando después de las elecciones de mayo, está tratando de atraer a los inversores internacionales de regreso al país y de generar nuevo interés y generar confianza en el escenario internacional.

Sin embargo, para que esto suceda, todos deben cumplir. La presión no recae sólo sobre Simsek: también depende mucho del Ministro del Interior Yerlikaya y su lucha contra el crimen organizado.