Las voces empresariales deben ser escuchadas
El 4 de noviembre, más de 700 empresarios, reunidos de toda la red de cámaras europeas, se reunirán en el hemiciclo del Parlamento Europeo. Nuestra presencia en la séptima edición del Parlamento Europeo de Empresas es un acto democrático: las empresas se comprometen directamente con los legisladores de la UE para dar forma al futuro económico de Europa.
Las directrices políticas de la Comisión Europea para 2024-2029 prometieron impulsar el crecimiento y la inversión, pero hasta ahora el progreso ha sido muy lento. Los empresarios ven una brecha cada vez mayor entre la aspiración política y los resultados. Las reformas clave en materia de competitividad, innovación y simplificación siguen estancadas o diluidas.
La Comisión pretende reducir las cargas administrativas sobre las empresas en un 25% y en un 35% para las pequeñas y medianas empresas (PYME), estimando un ahorro anual de 8.000 millones de euros. Pero las propuestas para alcanzar estos objetivos avanzan lentamente y las empresas aún no han sentido ningún impacto. La simplificación no es un objetivo abstracto: es la base de la competitividad y del éxito de las PYME europeas.
Necesitamos inversión, no regulación y objetivos inalcanzables. Necesitamos responder al cambio climático, pero no de una manera que socave la productividad y la competitividad de la economía europea, como ocurre actualmente.
Los títulos y estrategias con motivaciones políticas, como el Pacto Verde de la UE, la transición digital o el Pacto Industrial Limpio, carecen de credibilidad entre nuestros electores, ya que no permiten que los empresarios europeos prosperen y compitan.
Necesitamos el coraje de preguntarnos si la respuesta a la amenaza del cambio climático debe hacerse a costa de una mayor incertidumbre en la industria europea y una caída de la cuota de mercado, o si un desafío de tal escala global sólo puede superarse a través de una economía fuerte, libre de requisitos regulatorios y de presentación de informes desproporcionados.
Necesitamos inversión, no regulación y objetivos inalcanzables. Necesitamos responder al cambio climático, pero no de una manera que socave la productividad y la competitividad de la economía europea, como ocurre actualmente. Europa debería poder compararse críticamente con otras regiones del mundo que no se fijan objetivos inalcanzables, mientras que sus innovaciones y el desarrollo de tecnologías verdaderamente verdes contribuyen de manera más significativa a la sostenibilidad futura.

No podemos aceptar la obstinada insistencia de parte del Parlamento Europeo en objetivos climáticos insostenibles junto con un régimen regulatorio que sofoca el progreso económico. No necesitamos largos debates políticos que retrasen incluso el primer paso del proceso de simplificación, materializado en los ómnibus.
Necesitamos reformas radicales que conduzcan rápidamente a una energía asequible y a un mejor acceso a la financiación. El camino hacia la neutralidad climática debe hacer de Europa un lugar mejor para producir, no peor, de lo contrario la fuga de carbono aumentará a medida que nuestro tejido industrial siga reduciéndose.
El camino hacia la neutralidad climática debe hacer de Europa un lugar mejor para producir, no peor; de lo contrario, las fugas de carbono aumentarán a medida que nuestro tejido industrial siga reduciéndose.
El mercado único es uno de los mayores logros de Europa, pero las barreras nacionales y su aplicación desigual aún limitan su impacto. Completarlo y profundizarlo debe ser la máxima prioridad de la UE en servicios, digitalización y movilidad laboral. Un mercado único cohesivo sustenta la competitividad global.
En medio de un creciente proteccionismo, Europa necesita asociaciones comerciales abiertas y recíprocas para seguir siendo resiliente. Sin embargo, seamos claros: no podemos simplemente culpar a “Bruselas”, a través de la Comisión y el Parlamento Europeo. En el caso del mercado único (y de hecho en muchos otros), reconocemos que las críticas también deben dirigirse a los gobiernos nacionales.
Si Europa quiere crecimiento, debe escuchar a quienes lo crean. Relacionarse con los emprendedores es donde comienza la competitividad. El Parlamento Europeo de Empresas no es sólo un símbolo de diálogo; es un llamado a actuar juntos. Pero nosotros, los empresarios europeos, debemos ser escuchados.
La séptima edición del Parlamento Europeo de Empresas (EPE), que se celebrará el 4 de noviembre de 2025, es el mayor evento de este tipo a nivel de la UE. Se celebrará en el hemiciclo del Parlamento Europeo y dará la palabra directamente a más de 700 empresarios.